Muchos años han pasado desde que aquellos sindicalistas anarquistas, nuestros mártires de Chicago, fueron asesinados aquel 1º de Mayo de 1886 exigiendo la jornada laboral de 8 horas, jornada que no se materializo en Europa sino como reacción cuando los obreros de toda Rusia demostraron que sí se podía tomar el cielo por el asalto y elevarse como clase dominante. Muchas han sido las gestas que el proletariado internacional desde entonces ha afrontado, y muchas han sido también las esperanzas aplastadas...